En esta ocasión, os traigo un bizcocho húmedo con un intenso sabor a limón. La receta la encontré en el blog de Ana, llamado
"Corazón de almíbar". Tiene unas recetas buenísimas y en cuanto ví ésta, me la apunté para hacerla en cuanto pudiera.
Me encanta el sabor a limón en los postres y el queso también, así que lo hice aprovechando un excedente de limones que me ha mandado mi padre (otro amante del limón).
Ana utiliza cardamomo para el almíbar. Yo no tenía. Además, lo acompañó de nata y crocanti de almendra que tiene que darle un toque buenísimo. Pero me acordé de una receta de Su, del blog
"Webos fritos", en la que confitaba naranja. Pensé que podría hacer lo mismo con el limón y utilizarlo para decorar este bizcocho.
Estaba delicioso. Lo llevé al trabajo y se acabó en un momento. Todos mis compañeros me dijeron que estaba buenísimo. Así que si os gusta el limón y su puntito ácido, probadlo.
Por cierto, aprovecho para dar las gracias a mis compañeros de trabajo porque siempre están dispuestos a probar lo que cocino.
Os paso ya la receta:
INGREDIENTES
Para el bizcocho:
- 250 g de mantequilla sin sal, a temperatura ambiente.
- Ralladura de un limón y su jugo.
- 200 g de azúcar.
- 3 huevos.
- 60 g de harina de almendra.
- 380 g de harina.
- Un sobre de levadura.
- 300 g de queso batido 0% (se puede sustituir por yogur o crema ácida).
Para los limones confitados:
- 3 limones medianos.
- 400 g de azúcar.
- 200 g de agua.
Para el almíbar de calar:
- Jugo de los limones confitados.
- 100 g de miel.
PREPARACIÓN
Lo primero que hice fue confitar los limones. Para ello, se cortan los limones en rodajas de 0.5 cm de grosor. En una cazuela baja con fondo amplio, se ponen las rodajas ordenadamente y se les añade el agua y el azúcar por encima. Se pone a fuego lento durante una hora u hora y media. Tienen que quedar casi transparentes y muy brillantes. A medida que se van confitando, hay que mover la cazuela poco a poco para que las rodajas de limón no se rompan.
Mientras se enfría el limón confitado, se prepara el bizcocho.
Precalentar el horno a 180º y engrasar el molde. Yo lo unto de mantequilla y lo forro con papel de horno o parafinado. Se bate a velocidad baja la mantequilla con el azúcar hasta que la mezcla esté espumosa. Después, se añaden los huevos de uno en uno, batiendo bien antes de añadir otro. A continuación, el zumo de limón, la ralladura y el queso batido. Se vuelve a mezclar todo hasta que esté integrado.
En un bol aparte, se tamizan la harina, la harina de almendras y la levadura. Se vuelca todo en la preparación anterior y se mezcla bien. Verter todo en el molde, aplanándolo con una espátula o una lengua de cocina, ya que queda una mezcla bastante espesa. Hornear a 180º durante 45 minutos o hasta que al pinchar con una brocheta, ésta salga limpia.
El tiempo de cocción depende de cada horno y nunca se debe abrir la puerta durante los primeros 30 minutos.
Al jugo donde se ha confitado el limón, se le añade la miel y se deja cocer unos minutos para que se mezclen bien los sabores. Verter en el bizcocho aún caliente y sin desmoldar para que vaya calando poco a poco. Como toque final, se adorna con las rodajas de limón confitado.
Espero que os guste.
Hasta pronto.