El año pasado hice una lista de buenos propósitos para el comienzo de año.
Algunos los he llevado a cabo y otros no, como suele ocurrir ¿verdad?
Este año no lo pienso hacer.
Mi único propósito es seguir compartiendo con vosotros mis experiencias en la cocina, pero sin estrés, sin agobios. Publicaré cuando pueda, sin ponerme un número de publicaciones en un tiempo determinado. Pero eso no quiere decir que esté meses sin publicar, tampoco es esa mi intención, porque me encanta cocinar y acercarme a vosotros desde esta ventana.
Así que os invito a seguir acompañándome y os doy las gracias por estar ahí.
Y después del rollo que os he contado, una tarta para quitarnos el estrés y agobio...porque es muy fácil de preparar y si te tomas una porción tranquilamente, te sienta fenomenal :)
No recuerdo dónde vi la receta pero si os suena de quién es, no dudéis en escribirme para nombrarlo.
Vamos con ella:
INGREDIENTES
Para la base:
- 200 g de galletas del tipo digestive.
- 100 g de margarina.
Para la crema:
- 250 g de chocolate blanco.
- 400 ml de nata para montar (35% de materia grasa).
- 250 g de leche entera (yo puse semidesnatada).
- 2 sobres de cuajada.
- 300 g de queso crema.
- 2 cucharadas soperas de azúcar.
PREPARACIÓN
Empezamos triturando las galletas con un aparato picador o a mano, metiendo las galletas en una bolsa de plástico y aplastándolas con un rodillo.
Cuando estén en forma de polvo, las mezclamos con la margarina. Se formarán una especie de migas que utilizaremos para forrar la base de un molde desmontable (el mío es de 20 cm), el cual habremos forrado de papel parafinado. Nivelamos bien con una cuchara y reservamos.
Para la crema, ponemos el chocolate y la nata en un cazo a temperatura media y movemos hasta que se fundan. Los polvos de cuajada los disolvemos en la leche templada y la añadimos al chocolate. Agregamos el azúcar y el queso crema y mezclamos muy bien.
Tenemos que seguir removiendo con una cuchara hasta que empiece a hervir la mezcla. Volcamos todo en el molde con la base de galleta y dejamos enfriar. Si os han quedado grumos, conviene colarlo al echarlo en el molde.
Cuando esté frío, lo metemos en la nevera hasta el día siguiente, para que se cuaje bien.
Ya sólo queda poner la cobertura que más nos guste.
Como veis, me quedó la superficie un poco abstracta, ya que se me cuajó muy rápido.
Le añadí un poco de sirope de fresa y listo.
Espero que os guste y la probéis.
En el próximo post...¡¡¡GALLETAS DE CORAZÓN PARA UNA BODA!!!
Hace un año...¡¡¡TIRAMISÚ CLÁSICO!!!
Prometo volver pronto.